sábado, julio 22, 2006

Waiting for a star to fall.

Ayer fue uno de esos días en que te levantas pensando que, a pesar de haber dormido poco, pueden suceder cosas inesperadas. Ultimo día del magister, había que entregar dos exámenes, uno de los cuales se me quedó guardado en el computador y no en mi pendrive... El tema es que pronto en mi mañana de trabajo empezaron a suceder cosas interesantes: primero, una colega que trabaja en el hospital que queda al frente de nuestro laboratorio, vino a devolverme un préstamo de insumos que le había hecho hacía dos días, y se dio una conversación bastante interesante sobre creación de laboratorios particulares... yo puse mucha atención a la idea, pues durante varios meses, especialmente las últimas semanas, me había estado rondando con más frecuencia esa idea, y mi colega de lab abrió sus ojos pensando en lo mismo que habíamos hablado tiempo atrás... Así que la citaremos a ella y a su colega para hablar de "negocios" la semana entrante. El negocio de mi vida puede estar más cerca de lo que imaginé... es de esperar que las cartas jueguen a nuestro favor.
Por otra parte, mi cambio de switch con el magister, entregar los exámenes con una compañera de Santiago... Ya todos estaban en onda de mandarse a cambiar, el semestre terminó ayer mismo, pero están todos tan agotados como yo, aunque valió la pena el último esfuerzo. Nada estuvo tan mal como para pasar susto como en las épocas de antaño (pregrado), jejeje... Así que me siento satisfecha por haber cumplido este semestre haciendo dos cosas: trabajar y estudiar, algo que muchos pueden decir que hacen, pero pocos lo llevan a cabo y bien. Ahora de verdad te comprendo, Alexito.
Con esto quiero saludar a mis compañeros de magister: Andrea, Cony, Carolina (que anda ya de vacaciones en USA la linda), Paulina, Magda, Roberto, Igor, Christian y Gabriel, los que comparten conmigo varias horas del día y también la sala de magister (digan que quedó limpia, ¿cierto?)

De fondo: "Linger", The Cranberries.

domingo, julio 09, 2006

For my Grandma...

Este es mi homenaje casi póstumo. Sí, digo casi, porque me demoré más de un año en entender muchas cosas. Este boceto de una fotografía que aún guardo es casi histórica, pues fue llegando de un viaje al sur, en que mi abue se quedó con una tía en la casa, y se cayó escaleras abajo. Con 80 años igual puedes pensar que te quebrarás entera, pero apenas se hizo un moretón en la pierna. No le pasó nada... y esa foto es de su cumpleaños número 80, si no me equivoco, en 1997.
Ahora, ¿por qué hablé de homenaje casi póstumo? Bueno, hace un poquito más de un año ella, mi abue, nos dejó. En este largo camino de la vida lo anduvo 88 años, con una salud envidiable, una memoria capaz de recordarse de todas las historias de su familia a principios de siglo (y eso que ella era la menor de sus hermanos).
Todo esto ocurrió un 30 de junio. Hace algo más que un año. De hecho, el mismo 30 iba a postear algo en su memoria, pero... hay veces en que mi enojo con el señor de arriba que llaman Dios es tan grande que me sobrepasa, sobretodo cuando hay algo que me hace infeliz. Se equivocó tanto al quitármela en aquel momento... Comprender que 88 años igual es más que una vida, que fue feliz y que más no podía pedir. Siempre será un recuerdo que pretendo revivir por toda mi vida, pues los años que la disfruté (casi 30 años no es menor...) yo fui demasiado feliz.
Pese a la edad y a sus creencias, fue mucho más liberal en pensamiento que mi madre. Entendía perfectamente mis gustos y siendo su única nieta mujer, me consintió todo lo que una abuela puede consentir a sus nietos, pese a que ella siempre decía "los 3 son iguales para mí" (mi primo Renato, mi hermano y yo). Su cercanía con nosotros, especialmente conmigo, la hacía ser esa típica abuela que te protege de una madre "ogra". Ya adolescente, lloré todas mis penas juveniles y esa incomprensión quinceañera en su regazo, donde escuché muchas veces "todo pasará"...
Ya más adelante, vivió con nosotros y para todo siempre fuimos 5 en la familia. Se transformó en la matriarca de la numerosa familia, donde fue la más accesible en cuanto a contar cosas de familia (de ésas que generalmente no se hablan y que todos se llevan a la tumba, literalmente hablando). La quisieron todos sin excepción, pues fue buena de corazón y le tendió la mano a todos.
Esa fue mi abue... la Ñiñi, "santa Ñiñi", como dicen algunos, como yo, que entregó su cariño sin ninguna traba.
Esto es para ti, abue, donde quiera que estés...

De fondo: "Other side of the world", KT Tunstall.