viernes, marzo 20, 2009

Dos veces dos.

Esta mañana desperté como cada mañana de esta semana - congestionada y molesta físicamente -, y reparé en un sencillo hecho: cada noche y cada mañana, soy dueña absoluta de mi "metro cuadrado", el cual en su plaza de amplitud, sirve de cobija sólo para mí...

Ese pensamiento egoísta me hizo reparar en el hecho que hasta la fecha, he pensado en vivir sola, en mis proyectos personales, mi futuro... y comencé a divagar y tratar de recordar, en cuántas veces antes de hoy, pensé en esto, y en cuántas veces he soñado un futuro en el cual no me veo sólo a mí.

Después de la conversación de ayer con un muy querido amigo que vino a visitarme (en su paso por Viña, ya que él vive actualmente en en extranjero), ambos reparamos en este mismo hecho, después de salir del colegio, todos nuestros rumbos cambiaron, y que ahora todos han ido armando sus historias poco a poco, y tan sólo quedamos algunos, como él o como yo, que hemos armado nuestros cuentos de otra manera. Como dijo mi amigo, tal vez de forma egoísta, ya que en nuestra vida no le hemos dado la importancia merecida al compartir con otras personas.

Y mientras él hablaba, pensaba en mi historia reciente. De cuándo fue la última vez que pensé en un futuro de a dos... y descubro que no ha sido hace tanto tiempo, más bien dicho, casi nunca he dejado de pensar, al estar con alguien, que quiero continuar ese camino con esa persona... Sólo cuando he pensado en eso, viene a mí la desazón de saber que muchas veces, mis sentimientos son poco correspondidos, o bien, yo no estoy en sincronía con la visión de esas personas...

Y héme aquí, observando mi cama de 1 plaza y el mundo que la rodea, perfecto y pulcro, y me invaden esas ganas de que todo fuera distinto...

Porque la paridad nunca ha estado presente. Porque sólo dos veces en mi vida he sentido que he tenido que hacer algo para llegar a ese "sentido de la vida" que tanto te hablan... Algo que sólo después de verte enfrentada a una situación límite puedes entender.

De fondo: "Sabes", Reik.




martes, marzo 10, 2009

Un rato de cha-la-la-la...

El amor es algo esquivo, al menos para mí en estos momentos... mas si no existieran las "canciones de amorshhhh" que en verdad son las más lloronas, ¿qué sería de las románticas perdidas como yo?


domingo, marzo 08, 2009

No podemos cambiar lo que somos, pero sí el cómo lo hacemos...

Mientras sonaba esa canción de Eddie Brickell & the New Bohemians en la radio, "Circle", las imágenes de la última velada se iban pasando como las diapos de powerpoint en mi mente.

No pude resistir sentirme como hace más de 10 años - de hecho, este año serán 15 años exactamente -, en que siendo una colegiala, me paraba en el patio de la media del colegio a observar. Sí, a observar cómo mis amig@s iban poco a poco ordenando sus vidas, consolidando sus relaciones, viendo sonrisas dibujadas en su semblante, después de alguna seria conversación con ellos, en que luego de exponerme el problema, yo les decía: "Haz lo que tú creas que es lo más correcto para ti, lo que te dicte tu corazón; no hay bueno ni malo en tus decisiones".
No recuerdo qué día fue que me encontraba, sé que era IV° medio, y que la última de mis amigas del grupo había encontrado una pareja. Estaban todos los del "sector atrás" tranquilos y viviendo sus vidas, riendo por el patio, y en esa mañana fría y soleada de invierno pensé, por primera vez, que ya era hora de pensar en mí, en mi vida, en mis sentimientos. Hacía un tiempo que mis ojos se habían fijado en un compañero de banco e integrante del autodenominado "sector atrás", y ya que por fin mis amigas estaban bien encaminadas, iba a hacer lo propio conmigo. Esa mañana había decidido pensar, por primera vez en 17 años, en mí.
No hice más que pensarlo, en silencio mientras miraba a ese compañero, cuando una nube gris nubló para siempre esa torpe ilusión. Nunca las cartas están completamente jugadas en el juego de la vida, siempre hay un as bajo la manga: fue doloroso enterarme que mi mejor amiga también quería conquistar a ese chico, y que después de prometer y jurar cosas en nombre de la amistad, finalmente eso no sirviera de nada.

Bueno, de eso ya 15 años... mucha agua pasó bajo el puente, y sí, me costó reponerme de esa especie de "traición" de mi amiga, que durante varios años no pude creer en la amistad de una mujer, cuando pude volver a creer, no hay nada peor que tropezar de nuevo y con la misma piedra, en la época universitaria más encima...
Hoy ya no miro atrás con dolor ni recelo, ni rencor. Cada una de esas vivencias me enseñó a entender mis propios actos y los del resto. Me enseñó a enfrentarme al mundo con otros ojos, con mucho cuidado y no entregar el corazón de buenas a primeras. Especialmente a no confiar en las amigas. Pero eso ya lo sabía de niña, cuando no tenía más amigos que varones, y que nunca disfruté quedarme en casa de ninguna compañera.
Y cuando ya me había resignado a seguir siendo amiga de mis amigos varones - que por cierto, hasta la fecha, nunca ninguno de ellos me ha traicionado ni hecho jugadas ciertamente feas -, en la madurez de los 28 años, descubro un par de mujeres que no me ponen condiciones para ser su amiga.

Y retomando lo primero, de cuando escuchaba el tema de Eddie Brickell y repasaba lo vivido anoche, no pude evitar pensar en que toda mi vida he hecho siempre lo mismo, de una u otra forma: pensar en el resto primero. Fue lo primero que pensé apoyada sobre el porche de madera del recinto, después de haber tenido una conversación de pasillo: "Es un buen hombre, vamos, si te gusta, échale para adelante... la vida es una sola". Un extraño dèja vu me transportó 15 años atrás, esbozando una sonrisa, porque mi amiga tenía una cara que en 5 años jamás le había visto. Lucía radiante como la luna de esa noche.
Era cierto, en ese minuto, estaba pensando en mí... porque no sé hacer otra cosa que pensar en el bienestar de quienes me rodean... Sí, ya sé que he postergado bastante mi felicidad por algunas causas perdidas, pero... a veces vale la pena hacerlo de otro modo, quizás pensando en tu vida también. Y eso es lo que trato de hacer ahora.




La vida tiene banda sonora... y al igual que ese día, la canción era ésta: