sábado, agosto 08, 2009

7 de agosto.

Hoy pasaron muchas cosas, para ser día viernes 7 de agosto de 2009, y cuando quedan 14 días.

La conversación bien conversada con mi alumna de San Felipe, en el patio del edificio, aunque cagándome de frío, pero relajándome de ese tedioso momento de mi carrera docente que es "estar haciendo la hora para ver si vienen alumnos a la hora de consulta". Hasta que al fin llegó una alumna de enfermería a consultarme.

La oficina y su eterno teje-maneje; las cosas que pasan tras bambalinas y el eterno ir y venir de cosas que hacen que mi universo con Alejo sea lo que es.

El claustro, consejo ampliado o no sé qué, aquello que me citaron y que por estar contratada, me hacen sentir que "debo" ir (aunque sea para hacer parecer mi inigualable descontento con el mundo y de que siempre se puede hacer algo mejor...).

Y luego vino el momento final. El recuerdo, traido por una amiga y colega, del significado que tuvo esta fecha en mi época universitaria. Recordé la conversación de esta mañana con mi alumna, y esa nostalgia volvió a mí. Pero para qué recordar, si tú de mí nunca te acordaste en todo este tiempo, yo creo estar tranquila con la decisión, pero de todas maneras, el pasado vuelve. Las amistades siguen siendo un misterio para mí, y me empeño en alentar a cada alumna que me habla, de que disfrute su vida universitaria a concho y que viva todo lo que tiene que vivir. Porque nunca se sabe cuándo puedes crecer demasiado como para darte cuenta cuánto molesta y duele que nadie aprecie eso de ti.

Igual espero que hayas tenido un feliz cumpleaños, Jimena.

martes, agosto 04, 2009

Perdida en la capital.

Miedo. Tuve miedo. No era primera vez que lo había sentido, pero sí. Era esa evocación del pasado, que no podía eliminar de mi piel. Tomar el bus, el viaje de una hora cuarenta y cinco desde Viña hacia la capital, lo que esperaba a cada bajada del bus.

El tiempo pasa implacable por mi vida; la estación Pajaritos sigue estando donde mismo, las mismas cosas, el mismo paisaje, el aire denso, el calor y esa gente que no se parece en nada a mí, ni siquiera tú tienes algo en común conmigo. Eres tan de tu ciudad como yo de la mía; vives apurado, presionas a la gente, despotricas contra ellas mientras te subes al metro, no te importa a quién atropellas. Acá los más provincianos somos más conscientes; soy de las que espera un semáforo con el monito verde para cruzar, total nada me apura... En Santiago, me abrazas y vuelo por las calles,a veces a merced de la horda de gente que circula por el centro. Son esas cosas que extraño de estar en la capital, sin ti.

Mientras me muevo en el metro, observo detenidamente a la gente que entra y sale del metro, tan dueña de su individualidad. No existen los caballeros gentiles; los estudiantes se sientan en el suelo, las parejas se abrazan, y pienso en que mi pinta de provinciana no se aleja de una Carmela con canasto y trenzas, aunque aprendí de ti a ser más avispada. Tantos años yendo a Santiago todavía no me quitan la costumbre de ubicarme frente al mapita de las estaciones del metro, y las cuento como si me hubieran dado las instrucciones escritas en un papel. Y es que me niego a mimetizarme en esta ciudad porque no pude mimetizarme con esa loca manera de vida, aunque de ti me impregné y es algo que no puedo sacarme tan fácilmente.

La hora en el celular y en mi reloj marcan ya casi dos horas desde que salí de casa rumbo a la de mi tío. A veces creo divisarte entre las multitudes, y me digo Santiago es tan grande, hay mayor probabilidad de encuentro como de no encontrarle; pero mi mente juega con esos recuerdos que quiero, pero no puedo borrar. Los veinticinco minutos en el metro acrecientan esa idea de olvidarme de ti, porque todo debe evolucionar, tú no eres Santiago y no lo representas, vives aquí y quizás me viste, tu mente jugó con mi recuerdo, y quizás soy solo eso: el recuerdo de un viaje a Santiago.


De fondo: "Fallen", Sarah McLachlan.

domingo, junio 14, 2009

When it rains.

La lluvia... aquel fenómeno climático que reúne a la gente en torno a las sopaipillas. Esa parecía ser la premisa de mi abuela, cuando en inumerables ocasiones, amasaba esas exiquisitas "sopaipas" en la mesa de su cocina, el lugar acostumbrado de las dos en esas largas tardes de niñez.

Aún me parece verla con esos lentes de marco grueso, mirando a través de ellos la receta escrita en una hoja amarillenta por los años. El tiempo es tan distinto cuando se es niña; para mí el tiempo que demoraba la preparación de las recetas de la abuela eran una eternidad. Sin embargo, hoy por hoy me doy cuenta que no es demasiado tiempo...

Y esa especie de admiración que tengo guardo por mi abuela me hacía disfrutar cada momento compartido con ella. Aunque hoy no está conmigo, me parecía verla sentada esta tarde en la cocina. Quizás lo realmente rico de esa cocina no era la mezcla adecuada y perfecta de los ingredientes, sino ese ingrediente infalible para que las cosas salgan bien: cariño. Y a veces creo estar escuchando ese comercial de la TV donde aparecen las mamás (y no sé por qué ya no aparecen abuelitas cocinando, era un motivo recurrente de la TV de los '80s), en la cocina, preparando algo de comer, y los niños preguntando cosas. Y es cómico verlo, pues yo con mi madre no compartí nunca la cocina, sino hasta hace un par de años, como una manera de perpetuar el recuerdo de mi abuela.

Las recetas las guardo en mi mente como si siempre las hubiera conocido; y aunque jamás con mi propia abuela jamás cociné algo, ella sí me enseñó cómo hacerlo, y hasta me hizo participar de sus miles de queques, tortas, pasteles y repostería en general - desde chica me gustaron mucho los dulces -, leyendo las recetas y conversando sobre la vida.

Y será por eso, entonces, que no me resulta árido ponerme frente a un mesón de la cocina y empezar a mezclar cosas. "Los químicos son buenos cocineros", leí alguna vez por ahí, y es lógico que así sea, estamos acostumbrados a seguir protocolos al pie de la letra para que las cosas resulten.

Y como era de esperar, hoy, después de esperar tanto una lluvia como ésta, me puse frente al mesón y preparé las sopaipillas más exquisitas de toda mi vida - aunque un poco saladas eso sí - , y no porque las haya hecho yo, sino porque era la receta de mi abuela, y porque, en el fondo, en esa preparación, estaba su mano y su cariño.

Sopaipillas a la "Haemoglobin". :-D

De fondo: "We are broken", Paramore.

domingo, mayo 17, 2009

The golden age.

Hay momentos en la vida en que, tal como conversábamos ayer con unos muy buenos colegas míos, una ya no está para precariedades. La época dorada que todos vivimos algún día pasó por nuestra vida y la añoramos, pero... ¿quién sabe si añoramos aquella época donde no teníamos excesivas preocupaciones, y ganábamos dinero íntegro para nuestros bolsillos y vida de soltería?

Unos años después de mi época dorada - que duró mientras duró mi primer trabajo -, añoré tanto volver a tener esa vida de aquella época; sin embargo, tras compartir vivencias, terminé convenciéndome que, efectivamente, aquella época dorada alguna vez existió, pero... quién sabe si es posible revivirla... ahora...


De fondo: "Mi gran novela", Salvatore Adamo.

sábado, mayo 09, 2009

Strawberry fields forever!

Es otra tarde de sábado frente al computador, preparando mi semana académica. He dejado la agenda en mi oficina de Valparaíso. Se me había olvidado que tenía que hacer una clase este lunes en otro lado. Mi cabeza da vueltas en mi última semana; el calendario no miente, quedan 3 meses y contando regresivamente para ese gran día, tachando los días con cruces. Siento emoción de sólo pensarlo...
Aún me parece mentira que vaya a dar ese gran paso. Siento un gran orgullo de lo que haré y eso le da un sentido nuevo a mi vida.
Ah... no, disculpen. Sé qué deben de estar pensando. Pero no, no voy a casarme. Estoy hablando de otra cosa.
Por cierto, mi padre estaría orgulloso si me fuera a casar. Lo noto en su cara, ya quiere ser abuelo. Pero no es el caso. Creo que hay veces que recordar una vieja conversación que tuvimos hace tiempo, aquella que alguna vez fraccionó nuestras imágenes que teníamos cada uno del otro, nubla toda esa posibilidad. Aquella en que hablaba de una hija que era muy inteligente y una excelente profesional, que sabía hacerlo todo muy bien e integralmente en su trabajo, pero que no era capaz de usar esa inteligencia a la hora de "hacer las cosas en su vida". También hablaba de un padre celoso y temeroso de perder a su hija cuando ella quiso tomar una decisión que él no aprobaba, y que por primera vez, se vio cuestionado fuertemente. Esa trifulca quedó entre ambos y aunque durante un año no se habló más del tema, la vida continuó con su ciclo, y cuando las aguas se calmaron, alguna vez se pudo retomar el diálogo.

No puedo decir que recordar esa conversación es agradable; pero fue necesaria para entender muchos aspectos propios y suyos también. Todo quiebre ayuda a esclarecer más el horizonte de la vida de alguien, y ésta no fue la excepción. Me ayudó a esclarecerme.

Ya van un par de años desde aquel episodio, que fue el detonante definitivo en el que mi vida se detuvo para recargar combustible y mirar el mapa. Fue cierto que en aquel momento tuve todo para decidir a favor de mi futuro; sin embargo, no lo hice. Detuve la maquinaria de ese tren abruptamente, en el minuto con un arrepentimiento supremo, pero convencida que no podía decidirlo en esas condiciones. Y así fue. El tiempo se encargó de demostrarme que faltaba vivir algo más para poder tomar decisiones más acertadas.

Los ecos de esa conversación de vez en cuando los escucho... Cuando en medio de mis cavilaciones, comienzo a mirar el camino recorrido, algunas mañanas, cuando me despierto en soledad, recuerdo quién fui y lo que sucedió antes...

Y cuando ese pensamiento se apodera de mí, recuerdo esa frase que alguna vez leyera en un libro: "Un hombre está hecho de pasado, presente y futuro"... y que no hay como estar sentada en el campo, mirando la inmensidad del cielo azul...


miércoles, abril 01, 2009

Lo quieres? Lo tienes!

Después de varios días sumergida y pegada con el disco de Paramore, he dejado atrás un poco la veta romántica - de ésa romántica 'a cagar' -, he estado un poco cargada hacia el lado 'emo'. Mi primo pokemón se reiría de esto.

Y es que un día, como han sido los días después de haber comenzado la interacción docente con mis alumnos, hay un día en el semestre en que me despierto con la idea de familiarizarme con la última generación salida del horno del colegio, con el único fin de tratar de entender a esta tribu con la que me toca convivir por un semestre completo. Es verdad que ser "docente" nunca fue algo que quise para mi vida, pero poco a poco le he ido encontrando el "xeito".

Y en mañanas como la de hoy, mientras bajaba desde Pya. Ancha hacia el puerto, rumbo a la casa, el sol en mi cara, la inmensidad del mar con ese tono nebuloso de las mañanas de invierno, la sensación de ir avanzando por las cálidas aguas de la vida, cimentando cada paso (cada vuelta de la rueda del vehículo). Cargada con más de 100 quiz en mi carpeta, la tesis en revisión, las clases que preparar... ¡qué operación renta ni qué 8/4! Había muchas razones para pensar, pero como dijo una amiga por ahí, a veces es bueno no pensar... Aunque tapar el sol con un dedo puede pasarte la cuenta con cuática... es como cuando te duele una muela: te tomas un analgésico para mitigar el dolor por el pánico que le tienes al dentista; tomas analgésicos como energúmena para evitar el momento de ir al dentista, mas llega el día en que se te acaban los analgésicos (o te caen mal al estómago), el dolor aparece más implacable y fuerte que antes. Y para qué hablar de las cuentas. Analgésicos+dolor+dentista+tu-cabeza-pensando-weas=un-precio-algo-elevado + muela-en-tu-mano.

Hoy prefiero estar de acuerdo con mi amiga. Por hoy es bueno no pensar... y disfrutar el hermoso día allá afuera, el sol de invierno, y esa banda sonora que adorna tu vida, plagada de ratas de todos los tipos, rondándote.


De fondo: "That's what you get", Paramore.

viernes, marzo 20, 2009

Dos veces dos.

Esta mañana desperté como cada mañana de esta semana - congestionada y molesta físicamente -, y reparé en un sencillo hecho: cada noche y cada mañana, soy dueña absoluta de mi "metro cuadrado", el cual en su plaza de amplitud, sirve de cobija sólo para mí...

Ese pensamiento egoísta me hizo reparar en el hecho que hasta la fecha, he pensado en vivir sola, en mis proyectos personales, mi futuro... y comencé a divagar y tratar de recordar, en cuántas veces antes de hoy, pensé en esto, y en cuántas veces he soñado un futuro en el cual no me veo sólo a mí.

Después de la conversación de ayer con un muy querido amigo que vino a visitarme (en su paso por Viña, ya que él vive actualmente en en extranjero), ambos reparamos en este mismo hecho, después de salir del colegio, todos nuestros rumbos cambiaron, y que ahora todos han ido armando sus historias poco a poco, y tan sólo quedamos algunos, como él o como yo, que hemos armado nuestros cuentos de otra manera. Como dijo mi amigo, tal vez de forma egoísta, ya que en nuestra vida no le hemos dado la importancia merecida al compartir con otras personas.

Y mientras él hablaba, pensaba en mi historia reciente. De cuándo fue la última vez que pensé en un futuro de a dos... y descubro que no ha sido hace tanto tiempo, más bien dicho, casi nunca he dejado de pensar, al estar con alguien, que quiero continuar ese camino con esa persona... Sólo cuando he pensado en eso, viene a mí la desazón de saber que muchas veces, mis sentimientos son poco correspondidos, o bien, yo no estoy en sincronía con la visión de esas personas...

Y héme aquí, observando mi cama de 1 plaza y el mundo que la rodea, perfecto y pulcro, y me invaden esas ganas de que todo fuera distinto...

Porque la paridad nunca ha estado presente. Porque sólo dos veces en mi vida he sentido que he tenido que hacer algo para llegar a ese "sentido de la vida" que tanto te hablan... Algo que sólo después de verte enfrentada a una situación límite puedes entender.

De fondo: "Sabes", Reik.




martes, marzo 10, 2009

Un rato de cha-la-la-la...

El amor es algo esquivo, al menos para mí en estos momentos... mas si no existieran las "canciones de amorshhhh" que en verdad son las más lloronas, ¿qué sería de las románticas perdidas como yo?


domingo, marzo 08, 2009

No podemos cambiar lo que somos, pero sí el cómo lo hacemos...

Mientras sonaba esa canción de Eddie Brickell & the New Bohemians en la radio, "Circle", las imágenes de la última velada se iban pasando como las diapos de powerpoint en mi mente.

No pude resistir sentirme como hace más de 10 años - de hecho, este año serán 15 años exactamente -, en que siendo una colegiala, me paraba en el patio de la media del colegio a observar. Sí, a observar cómo mis amig@s iban poco a poco ordenando sus vidas, consolidando sus relaciones, viendo sonrisas dibujadas en su semblante, después de alguna seria conversación con ellos, en que luego de exponerme el problema, yo les decía: "Haz lo que tú creas que es lo más correcto para ti, lo que te dicte tu corazón; no hay bueno ni malo en tus decisiones".
No recuerdo qué día fue que me encontraba, sé que era IV° medio, y que la última de mis amigas del grupo había encontrado una pareja. Estaban todos los del "sector atrás" tranquilos y viviendo sus vidas, riendo por el patio, y en esa mañana fría y soleada de invierno pensé, por primera vez, que ya era hora de pensar en mí, en mi vida, en mis sentimientos. Hacía un tiempo que mis ojos se habían fijado en un compañero de banco e integrante del autodenominado "sector atrás", y ya que por fin mis amigas estaban bien encaminadas, iba a hacer lo propio conmigo. Esa mañana había decidido pensar, por primera vez en 17 años, en mí.
No hice más que pensarlo, en silencio mientras miraba a ese compañero, cuando una nube gris nubló para siempre esa torpe ilusión. Nunca las cartas están completamente jugadas en el juego de la vida, siempre hay un as bajo la manga: fue doloroso enterarme que mi mejor amiga también quería conquistar a ese chico, y que después de prometer y jurar cosas en nombre de la amistad, finalmente eso no sirviera de nada.

Bueno, de eso ya 15 años... mucha agua pasó bajo el puente, y sí, me costó reponerme de esa especie de "traición" de mi amiga, que durante varios años no pude creer en la amistad de una mujer, cuando pude volver a creer, no hay nada peor que tropezar de nuevo y con la misma piedra, en la época universitaria más encima...
Hoy ya no miro atrás con dolor ni recelo, ni rencor. Cada una de esas vivencias me enseñó a entender mis propios actos y los del resto. Me enseñó a enfrentarme al mundo con otros ojos, con mucho cuidado y no entregar el corazón de buenas a primeras. Especialmente a no confiar en las amigas. Pero eso ya lo sabía de niña, cuando no tenía más amigos que varones, y que nunca disfruté quedarme en casa de ninguna compañera.
Y cuando ya me había resignado a seguir siendo amiga de mis amigos varones - que por cierto, hasta la fecha, nunca ninguno de ellos me ha traicionado ni hecho jugadas ciertamente feas -, en la madurez de los 28 años, descubro un par de mujeres que no me ponen condiciones para ser su amiga.

Y retomando lo primero, de cuando escuchaba el tema de Eddie Brickell y repasaba lo vivido anoche, no pude evitar pensar en que toda mi vida he hecho siempre lo mismo, de una u otra forma: pensar en el resto primero. Fue lo primero que pensé apoyada sobre el porche de madera del recinto, después de haber tenido una conversación de pasillo: "Es un buen hombre, vamos, si te gusta, échale para adelante... la vida es una sola". Un extraño dèja vu me transportó 15 años atrás, esbozando una sonrisa, porque mi amiga tenía una cara que en 5 años jamás le había visto. Lucía radiante como la luna de esa noche.
Era cierto, en ese minuto, estaba pensando en mí... porque no sé hacer otra cosa que pensar en el bienestar de quienes me rodean... Sí, ya sé que he postergado bastante mi felicidad por algunas causas perdidas, pero... a veces vale la pena hacerlo de otro modo, quizás pensando en tu vida también. Y eso es lo que trato de hacer ahora.




La vida tiene banda sonora... y al igual que ese día, la canción era ésta:

jueves, febrero 05, 2009

Creo que estás tan equivocada...

Hoy me acordé de ti. Sí, me acordé de ti sin mayores desastres. Te recordé de una estúpida manera, de ésas a las cuales estoy acostumbrada: por culpa de una canción.
No intento reconciliarme con el pasado. El pasado es eso, "pasado", como tú misma dijiste, y te encargaste de borrar todo vestigio de que algún día yo tuve la razón - quizás en ese entonces no estaba tan segura de tenerla -, hasta me culpaste de tu (des)dicha, aún estando muy lejos de tu vida y sin tener ingerencia en ella. Me costó un tiempo dejar de pensar en tu amistad como el recuerdo ponzoñoso que alguna vez tuve de mis amargas tardes de colegiala. Finalmente el tiempo hizo lo suyo, poco a poco fue sanando las heridas que provocaste en mí, las cuales negarás hasta el día de tu muerte, pero que al fin de cuentas, sí hubo y que por orgullo, las cubrí.

Esporádicamente recibía correos tuyos. Sigo siendo la ilusa de siempre, la que cree que la gente cambia, cuando en la vida real esa es una utopía que no se aleja de mi mente. Intentaba no creerte tanto, pero qué mas da, mi vida es un eterno creer en maripositas y cuentos de hadas. Cada vez que hacías contacto me contabas tu misma cantinela: te portabas - vía correo - como si ya hubieras borrado y enterrado el pasado, y tratabas de mantener la paz (porque yo sí quería la paz), hasta que por A, B ó C terminábamos retomando el tema y tu resentimiento asomaba cuán fresco, como si hubiera sido ayer lo que pasó hace más de 5 años... Terminabas enojándote conmigo porque tú siempre creíste tener la razón y todavía lo crees.

OK, no digo que yo no sea porfiada y que hace 5 años atrás habría empezado una guerra para demostrar que "yo nunca me equivoco", de hecho, la pude empezar mucho antes, pero... ¿Qué sentido tiene remover las cenizas de algo que tuvo nombre, y que hoy me parece que, de mi parte sí existió, mas de tu parte...? Antes de hablar de "ser amigas" debes pensar muy bien qué decir, pues si existe una persona quien no debe hablar de "amistad" antes que yo, eres tú.

Yo no quise la guerra, nunca. Si algún día comenzó fue por todo lo que sucedió nos empujó a eso. De eso ya van más de 5 años, en los cuales he aprendido muchas cosas de "amistad" que escasamente tú sabes o podrías aprender... porque si algún día fuiste mi "amiga", tiene que haber sido en otra vida o de otra yo, porque guardas un inmenso rencor sobre una actitud que bien podrías haber tomado - y es más, me atrevo a decir que la hubieras tomado - por intentar proteger a alguien que quieres. Pero nah, eso no lo entenderás jamás, y mientras vivas llena de ese rencor, buscarás eternamente una excusa para pelear conmigo hasta por ese invento nefasto llamado "messenger" (al cual no sé por qué razón me agregaste), sobretodo tratándose de seguir desenterrando el pasado que tanto ha costado enterrar...

Tu contraparte pidió disculpas... sinceras o no, pero al menos para quedar bien, las pidió. Eso no quita que las haya creído, pero al menos eso fue un acto de contricción. De ti en 5 años sólo he recibido actitudes soberbias que insistes en reafirmar con que tienes razón. Pero... tantas personas no podemos estar locas y creer que tú te has quedado "pegada". Yo admití mi error y me disculpé cuando correspondió, y seguí mi vida. Evolucioné, crecí, aprendí que me equivoqué y trataré de no caer en lo mismo. Con esto no quiero decir que espero tus disculpas - ahora ya no tendría sentido, pero hubo un tiempo que las esperé, esperanzada en seguir creyendo que la gente "cambia"...

Por eso hoy, la canción que me recordó lo que un día fuiste me trajo nostalgia, sobretodo de la última conversación que tuvimos - en la cual, insististe en tratarme de "intrigante" por no querer responderte una pregunta que estaba directamente ligada a aquello que nos separó... Entonces... ¡Cómo querías que reaccionara! Me pedías que te hablara del tema que provocó esta estúpida disputa... Y si bien fue una estupidez haber tratado de "protegerte", o como dices tú, "tomar decisiones por ti", la verdad es que tomé la decisión por mí, como siempre debió ser hasta ese mismo día en que, aburrida por tus cahuines y los de tu entonces "pololo", los eché de mi vida para siempre.

La decisión estaba tomada mucho antes... la tomé ese remoto día del año 2002... El día en que voluntariamente me dijiste en el pasillo de la U que no volveríamos nunca a ser amigas nuevamente... Eso me dolió lo suficiente para callarme y no intentar nunca más nada. NUNCA MAS.

Hoy solo eres el recuerdo de lo que "fue". No sueño con volver a entablar una conversación contigo, porque sé en qué terminará, y honestamente... no quiero gastar energías en eso. Pero, insisto... no podemos haber tantos equivocados... y hoy, más que ayer: siento que estás tan equivocada... como algún día lo estuve yo...

Espero que algún día te perdones a ti misma... de alguna forma, yo ya te perdoné y perdoné el maldito pasado.



A Jimena Alejandra... éste es mi adiós, me retiro en paz...

sábado, enero 17, 2009

A mis amigos y amigas...

Hay veces en que dar las gracias no es suficiente, ni andar dejando en el anonimato la acción de ciertas personas que transforman tu vida.
Siempre he dicho que el sentimiento universal que sigue al amor es la confianza y la lealtad, cosas que admiro y busco en l@s que me rodean.
Para ustedes, mis amig@s, este humilde homenaje por todo lo compartido, lo que compartimos y lo que compartiremos, y por lo que quizás no compartiremos...


No puedo darte soluciones
Para todos los problemas de la vida,
Ni tengo respuestas para tus dudas o temores,
Pero puedo escucharte y buscarlas junto a ti.
No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro.
Pero cuando me necesites, estaré allí.
No puedo evitar que tropieces.
Solamente puedo ofrecerte mi mano
Para que te sujetes y no caigas.
Tus alegrías, tu triunfo y tus éxitos no son míos.
Pero los disfruto sinceramente contigo
Cuando te veo feliz.
No juzgo las decisiones que tomas en la vida.
Me limito a apoyarte y a ayudarte si me lo pides.
No puedo impedir que te alejes de mí.
Pero si puedo desearte lo mejor y
Esperar a que vuelvas.
No puedo evitar tus sufrimientos
Cuando alguna pena te parte el corazón,
Pero puedo llorar contigo y recoger los pedazos
Para armarlo de nuevo.
No puedo decirte quién eres
Ni quién deberías ser.
Solamente puedo quererte como eres y ser tu amigo.

(Jabez Omar)

Sin un orden significativo: para ustedes.

Alejo, Guillermo, Pilar, Janet, Fran, Cindota, Marcelo, David, Ricky, Peluca, Leo, Felipillo, Chelipe, Karin, Naty, Alvaro.

jueves, enero 01, 2009

Los sueños y la suerte existen.

00.00 hrs. Jueves 01 de enero. Año 2009.

Las sirenas de los barcos suenan anunciando que partió otro año más, mientras la gente en la calle, se abraza eufórica. Yo miro a mi alrededor, y esa gente parece el mar que vemos de fondo, inundándome a mí también, de una sensación que hace muchos años no tenía.
El abrazo de mi padre y sus clásicos sermones de principios de año, esperando que "me vaya bien", el abrazo de mi madre y su aliento para el 2009, y el abrazo de mi hermano, me dejan pensando en que para esta celebración de fin de año ya no esperaba nada nuevo.
En algún minuto del 2008 pensé: "Me gustaría pasar un año nuevo diferente", y quizás tuve la oportunidad de tenerlo, de la mano de un alguien especial, circunstancia interrumpida. Después de eso, ya no esperé nada más. No hice planes, no programé ninguna cosa, no hice el esfuerzo de buscar un panorama distinto.
Y mientras miraba el mar y el espectáculo de fuegos artificiales en la bahía, lo supe: ya era distinto. Lo sentía en el aire. De tanto buscar y creer que no lo encontraba, al final lo hallé. El deseo. Sentir que se quiere ser distinto, y serlo. El 2009 que comenzaba ya auguraba lo distinto en mí y en todas las cosas que algún día tanto soñé y que comenzaban poco a poco, a hacerse realidad.
2009, aquí estamos... acá voy... el miedo siempre existe, pues de alguna forma, te mantiene vivo... sin miedo no puedes sentirte vivo...

De fondo: "Háblame", Beto Cuevas.






Háblame
Aunque no te escuche, háblame
Mírame
Aunque no me veas, mírame
Porque yo te siento
Desde el universo hasta el final
Vivo eternamente en ti

Háblame
No me ignores, sólo háblame
No me creas lejos
Siénteme
Estoy muy cerca, sólo siénteme
Porque el día es corto
Y la noche invita a olvidar
Que fuimos uno y nadie más
Pudo remplazarnos

Resistiré hasta que termine este dolor
Perdonaré si ya no estás

Somos lo que somos
Estamos solos
Y nos entendemos a lo lejos
Somos los que somos
Estamos todos
Desunidos pero queremos amor

Háblame
No me ignores, sólo háblame
Mírame
Estoy muy cerca, sólo siénteme
Porque el día es corto
Y la noche invita a olvidar
Que fuimos uno y nadie más
Vivo eternamente en ti

Somos lo que somos
Estamos solos
Y nos entendemos a lo lejos
Somos los que somos
Estamos todos
Desunidos pero queremos amor