Algún día, Navidad tuvo para mí el sentido que todos los niños tienen y que es como una especie de magia que rodea la inocencia de esa etapa de la niñez.
Pero...
Hace años (muchos años) que esa magia se perdió, por una razón que trato de dilucidar con certeza, pero no la encuentro.
Las fiestas de fin de año me descomponen, sobretodo porque hay que comprar regalos (nótese: "hay que comprar regalos"), y a mí siempre me ha cargado comprar regalos...
El consumismo se apodera de la gente, a otras les roban, otros ganan mucho dinero...
Y el famoso espíritu navideño, ¿dónde quedó?
Así durante una prolongada etapa de mi vida (entre la educación media y la época universitaria), me volví una detractora acérrima de la Navidad. Me gustaba desaparecer de la faz de la tierra, me descomponía sola, me sumía en una especie de mutismo y desgano, deseando que la semana entre el 23 de diciembre y el 02 de enero desapareciera lo más luego posible...
Luego tuve un lindo pololeo donde mi novio estaba de cumpleaños el mismo 24 de diciembre. Mis días navideños se hacían agradables, hasta el momento de llegar a mi casa.
Y después de eso... la persona que mantenía vivo mi escaso espíritu navideño, mi ñiñi, nos dejó. Mis navidades fueron una especie de funeral.
Es increíble lo bien que hace juntarse con gente que te cambia la perspectiva de la vida. De odiar la navidad, hasta que la presencia de niños y de gente relacionada con niños te envuelve sin querer, hizo que mi colega y comadre me apodara cariñosamente de "Grinch", por estar siempre quejándome respecto a la fecha. Antes eso no me importaba, pero ahora... me hace reír.
Porque este año me he contagiado de la positividad de mi socio y amigo, quien adora la Navidad, y que de alguna forma, me ha traspasado esa onda un poco.
Debo decir que, pese a que me apesta sair a comprar regalos, ahora les hice un presente a mis ayudantes, a mi socio, traté de comprarles algo a mis padres; incluso, hasta se me quedó pegado un villancico de Rodolfo el Reno.
Y bueno, aquí estoy, jamás pensé que iba a volver a escribir acerca de la Navidad, pero aquí estoy, y espero que todos mis lectores pasen una bonita Navidad con sus familias...
¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!!
Era Rodolfo el Reno
que tenía la nariz
roja como la grana
con un brillo singular
Todos sus compañeros
Se reían sin cesar
y nuestro buen amigo
solo y triste se quedó
Pero Navidad llegó
Santa Claus bajó
y a Rodolfo lo eligió
¡¡¡por su singular nariz!!!
Tirando del trineo
va Rodolfo muy feliz
y desde ese momento
toda burla se acabó
Pero...
Hace años (muchos años) que esa magia se perdió, por una razón que trato de dilucidar con certeza, pero no la encuentro.
Las fiestas de fin de año me descomponen, sobretodo porque hay que comprar regalos (nótese: "hay que comprar regalos"), y a mí siempre me ha cargado comprar regalos...
El consumismo se apodera de la gente, a otras les roban, otros ganan mucho dinero...
Y el famoso espíritu navideño, ¿dónde quedó?
Así durante una prolongada etapa de mi vida (entre la educación media y la época universitaria), me volví una detractora acérrima de la Navidad. Me gustaba desaparecer de la faz de la tierra, me descomponía sola, me sumía en una especie de mutismo y desgano, deseando que la semana entre el 23 de diciembre y el 02 de enero desapareciera lo más luego posible...
Luego tuve un lindo pololeo donde mi novio estaba de cumpleaños el mismo 24 de diciembre. Mis días navideños se hacían agradables, hasta el momento de llegar a mi casa.
Y después de eso... la persona que mantenía vivo mi escaso espíritu navideño, mi ñiñi, nos dejó. Mis navidades fueron una especie de funeral.
Es increíble lo bien que hace juntarse con gente que te cambia la perspectiva de la vida. De odiar la navidad, hasta que la presencia de niños y de gente relacionada con niños te envuelve sin querer, hizo que mi colega y comadre me apodara cariñosamente de "Grinch", por estar siempre quejándome respecto a la fecha. Antes eso no me importaba, pero ahora... me hace reír.
Porque este año me he contagiado de la positividad de mi socio y amigo, quien adora la Navidad, y que de alguna forma, me ha traspasado esa onda un poco.
Debo decir que, pese a que me apesta sair a comprar regalos, ahora les hice un presente a mis ayudantes, a mi socio, traté de comprarles algo a mis padres; incluso, hasta se me quedó pegado un villancico de Rodolfo el Reno.
Y bueno, aquí estoy, jamás pensé que iba a volver a escribir acerca de la Navidad, pero aquí estoy, y espero que todos mis lectores pasen una bonita Navidad con sus familias...
¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!!
Era Rodolfo el Reno
que tenía la nariz
roja como la grana
con un brillo singular
Todos sus compañeros
Se reían sin cesar
y nuestro buen amigo
solo y triste se quedó
Pero Navidad llegó
Santa Claus bajó
y a Rodolfo lo eligió
¡¡¡por su singular nariz!!!
Tirando del trineo
va Rodolfo muy feliz
y desde ese momento
toda burla se acabó
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