La relación que he estrechado con la ciudad de San Felipe se describe más o menos así (según el maestro Lucho Gatica):
No te digo adiós, te digo hasta siempre No hay adiós entre las almas Que se quieren de verdad No podría nunca olvidar tu mirada Paisaje de cielo Ni tu dulce acento, tus suaves caricias Tu tierno besar, por eso... No te digo adiós, te digo hasta siempre No hay adiós entre las almas Que se quieren de verdad
Debo reconocer que al principio, viajar para mí era una soberana lata. Pero con el pasar de los viajes, del ir conociendo gente, de formar ese lazo extraño de amor-odio con los alumnos, terminas diciendo: "Qué entretenido viajar a San Felipe...".
Aunque tu viaje dure casi 2 horas, y el calor a veces termine atontándote, el llegar allá es como llegar a otro planeta, tan distinto al de una ciudad con aires de jet set, y es porque cualquier cosa fuera de la rutina es novedad. El campo siempre ha sido mi debilidad... y perderme 120 kilómetros hacia la cordillera una vez por semana no es mala idea...
Por eso, cada vez que me voy, retumban en mi mente estas frases del maestro Lucho Gatica:
No es un adiós, es un "hasta siempre"...
"Hasta siempre", Lucho Gatica.
Aunque tu viaje dure casi 2 horas, y el calor a veces termine atontándote, el llegar allá es como llegar a otro planeta, tan distinto al de una ciudad con aires de jet set, y es porque cualquier cosa fuera de la rutina es novedad. El campo siempre ha sido mi debilidad... y perderme 120 kilómetros hacia la cordillera una vez por semana no es mala idea...
Por eso, cada vez que me voy, retumban en mi mente estas frases del maestro Lucho Gatica:
No es un adiós, es un "hasta siempre"...
"Hasta siempre", Lucho Gatica.
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