martes, noviembre 20, 2007

El trigésimo primer día.

En un día como hoy, hace 31 años, pasaron muchas cosas.
Cuenta la leyenda que en aquella época, de disturbios y de poca claridad, la noche de un 19 de noviembre un automóvil Mini Cooper se deslizaba por las calles de la ciudad, con las luces encendidas y un pañuelo blanco agitándose por la ventana. Las personas que iban allí eran una joven mujer embarazada y su amiga.
El oficial que las detuvo les preguntó dónde iban, y la amiga le explicó que la joven tenía contracciones. El oficial las dejó ir.
Faltaba poco para el comienzo del toque de queda. La amiga dejó a la joven en la clínica y luego volvió a su hogar.
Esa noche fue la más larga que la joven pudo tener.
Con la misma calma con la cual había sido esperada durante 9 meses, la mañana de un 20 de noviembre, a las 08.40 hrs, la frente de aquella criatura se quebró con el amanecer.
31 años más tarde, aquí me encuentro escribiendo estas líneas.
Hablando de los héroes anónimos... como la tía Diana, la dueña del Mini, quien todos los años me llama sagradamente en esta fecha.
A mi madre...
A mi abuelo materno, quien fue el primero en visitarme esa mañana.
A mi padre, quien desde altamar mandó un telex comunicandole a mi madre el nombre que me pondría.
A mi tío y padrino, quien me eligió el segundo nombre.
Y por supuesto, a quien cuidó de mí y me enseñó todo lo que soy... a mi abuela materna, a mi abue, de quien he guardado siempre los recuerdos más especiales y felices de mi vida.
Los héroes anónimos de mi vida... en 31 años nada ha cambiado para ellos, pues cada año revivimos este capítulo.

De fondo: "Siempre en mi mente", Alex Ubago.

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