domingo, diciembre 23, 2007

El (malogrado) espíritu de Navidad.


Algún día, Navidad tuvo para mí el sentido que todos los niños tienen y que es como una especie de magia que rodea la inocencia de esa etapa de la niñez.
Pero...
Hace años (muchos años) que esa magia se perdió, por una razón que trato de dilucidar con certeza, pero no la encuentro.
Las fiestas de fin de año me descomponen, sobretodo porque hay que comprar regalos (nótese: "hay que comprar regalos"), y a mí siempre me ha cargado comprar regalos...
El consumismo se apodera de la gente, a otras les roban, otros ganan mucho dinero...
Y el famoso espíritu navideño, ¿dónde quedó?

Así durante una prolongada etapa de mi vida (entre la educación media y la época universitaria), me volví una detractora acérrima de la Navidad. Me gustaba desaparecer de la faz de la tierra, me descomponía sola, me sumía en una especie de mutismo y desgano, deseando que la semana entre el 23 de diciembre y el 02 de enero desapareciera lo más luego posible...
Luego tuve un lindo pololeo donde mi novio estaba de cumpleaños el mismo 24 de diciembre. Mis días navideños se hacían agradables, hasta el momento de llegar a mi casa.
Y después de eso... la persona que mantenía vivo mi escaso espíritu navideño, mi ñiñi, nos dejó. Mis navidades fueron una especie de funeral.
Es increíble lo bien que hace juntarse con gente que te cambia la perspectiva de la vida. De odiar la navidad, hasta que la presencia de niños y de gente relacionada con niños te envuelve sin querer, hizo que mi colega y comadre me apodara cariñosamente de "Grinch", por estar siempre quejándome respecto a la fecha. Antes eso no me importaba, pero ahora... me hace reír.
Porque este año me he contagiado de la positividad de mi socio y amigo, quien adora la Navidad, y que de alguna forma, me ha traspasado esa onda un poco.
Debo decir que, pese a que me apesta sair a comprar regalos, ahora les hice un presente a mis ayudantes, a mi socio, traté de comprarles algo a mis padres; incluso, hasta se me quedó pegado un villancico de Rodolfo el Reno.
Y bueno, aquí estoy, jamás pensé que iba a volver a escribir acerca de la Navidad, pero aquí estoy, y espero que todos mis lectores pasen una bonita Navidad con sus familias...

¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!!

Era Rodolfo el Reno
que tenía la nariz
roja como la grana
con un brillo singular
Todos sus compañeros
Se reían sin cesar
y nuestro buen amigo
solo y triste se quedó
Pero Navidad llegó
Santa Claus bajó
y a Rodolfo lo eligió
¡¡¡por su singular nariz!!!
Tirando del trineo
va Rodolfo muy feliz
y desde ese momento
toda burla se acabó


domingo, diciembre 16, 2007

Consolation... and there is nothing I can do.


I put my arms around you, your body stalls and droops
I give you consolation but there's nothing I can do
Estranged I listen to a voice so scared
Like a martyr from another world, I no longer share

The anguish of a thousand days, the fear of life like everyone
Against there is no chance to swim, you have to simply drift along

Everyday the sting moves deeper, one day it will reach your soul
It's near so close at hand for everyone

No more consolation, no more aggravation
no more I am making changes for everyone

Your eyes are breaking, the curtain is to drop
You want her here but you never begged before
If I could only scream and silence your voice
I might achieve to wake you up and make you come to a stop
When my world is quiet and no one fills my head
I give it one more thought and put it back to bed

Everyday the sting moves deeper, one day it will reach your soul
It's near so close at hand I hope you understand

No more consultation, no more aggravation
No more I am making changes for everyone.


"Consolation", Clan of Xymox.

Estamos en un momento crítico, en todo sentido. No digo que sea "malo", sino que más bien, es hora de ser (más) crítica con una misma.
Ese paisaje de la foto es del viernes, casi a las 6 de la tarde, con un sol pegando fuerte en San Felipe, a la vera de un taquito automovilístico de antología (por lo menos 7 km. de vehículos). Creo que nunca había sentido el sol pegándome tan fuerte en el cuerpo, casi chambreándome (si hubiera bebido), haciendo de mí una muñeca de trapo a 35°.
Y la radio no acompañaba: la nostalgia se había apoderado de mí en un absurdo abrazo de calor y estupidez por una parte del pasado que, por la inconsciencia del calor, me empeñaba en recordar.
Ya había leído el libro "El daño" de Andrea Maturana por enésima vez (creo que la vez N° 27). Hace días en que me acuerdo de quien no debiera ni tendría ni nada que recordar. Me estaba acordando de lo que quiero evitar a toda costa olvidar, pero que no puedo olvidar, porque aparece como la maleza alrededor de las piscinas, en cualquier época del año.
Me estaba acordando de la Jimena.
Se me había desaparecido su nombre de la boca, pero su imagen no se me borra; lo que es peor, cada vez que me acuerdo, no puedo evitar recordarla con una expresión desmejorada, tanto o peor desde la última vez que la vi, hace más de 4 años.
Pese a que ya había hablado de esto aquí en alguna oportunidad, siento que ese círculo está cerrado por mi parte, pero tal vez faltó el toque final.
¿Por qué con la otra parte del cuento (Erwin) el círculo sí se cerró? Porque, haya sido de corazón o no, haya sido verdad o no, haya sido lo que sea, él tuvo los cojones de encontrarme un día frente a frente y hablarme de ese pasado que "fue", lo que "no fue" y lo que "pudo haber sido". La verdad es que a esas alturas, yo no tenía interés en saber nada de aquello, pero él se las arregló para seguir buscándome hasta que agarró el valor suficiente para mirarme a los ojos y decirme que lo sentía y se disculpó por todo lo que pasó.
Con eso me di por pagada.
La justicia tarda, pero llega.
Pero mi felicidad no estaba completa.
Si bien me sentía feliz de que al fin se hubiera dado cuenta del error que cometió conmigo, todavía faltaba la parte que más me importaba: que ella se diera cuenta de su error, como yo me di cuenta de los errores que cometí con ellos.
Pero eso nunca llegó. Y no creo que llegue.
El tema que escribí al principio no tiene nada que ver con esto en particular. Tiene que ver con el consuelo, la conformidad que no llega. Que no me siento conforme de cómo fueron esas cosas en particular, y que hay momentos en que pienso que haber aceptado mi flaqueza fue peor. Que debí continuar siendo déspota e indolente. Que para ella debí seguir siendo alguien completamente impenetrable e inalcanzable como amiga, como persona.
Y como en esas ocasiones, casi siempre termino arrepintiéndome de lo único que me arrepiento realmente en mi vida: de haberle dicho que sí a una amistad que por mi parte fue sincera, pero que cada vez que recuerdo, más pienso que de su parte nunca lo fue.
¿Qué pasa cuando no te ven como lo que eres?
Durante años luché contra el prejuicio de la gente, que porque tenía un buen pasar en mi vida, la gente no se acercaba a mí... pero no por mí... sino por mi familia...
Y después de años de luchar contra eso en mi colegio, y sufrir el desdén de otra amiga (a quien consideré contra viento y marea mi amiga, y que después su envidia la llevara a cometer el peor acto que una persona puede hacer contra la amistad), juré que nunca más volvería a creer en una mujer como amiga.
La gente me envidia, mejor dicho, las mujeres me envidian por alguna estúpida razón que cruza por sus mentes, o porque yo tengo algo que provoca eso (que hasta ahora no sé); me envidian tanto que me harían daño para sacarme fuera de alguna jugada... Me envidian - creo yo - porque soy capaz de ser tan indispensable para un hombre (aunque no sea así), porque los hombres han sido capaces de valorar muchísimo más mi amistad que cualquier persona, sin tener yo que recurrir a ningún artificio femenino... Sólo soy yo misma...
... me imagino que eso es. Que la mayoría de las mujeres odian eso... porque las que son suficientemente maduras y están seguras de sí mismas no piensan estas weás, y han podido ser amigas mías. Incluso es más, hasta yo las he admirado y desearía tener esa actitud. Pero las amigas que fueron las llamadas "mejores amiguis" de la época del colegio y la universidad, sólo eran producto de su inmadurez (y por qué no, de la mía también), y todas fuimos víctimas y victimarias, aunque yo cargué con todos los platos rotos al final...
¿Quién perdió al final en el colegio?
¿Quien se fue del juego al cual nunca debió pertenecer, pero que siempre intentaron dejar dentro para expiar sus culpas?
Disfrazaron mi amistad para culpar a alguien de sus fracasos, y yo también fracasé como la mierda de amiga que pretendieron que fuera.
Y aquí estoy, casi 7 años más tarde, como el ave Fénix, quien resucita entre las cenizas.
Ahora tengo todo lo que siempre quise tener:
Un par de excelentes amigas, pero de verdad, de esas que no tienen razones para envidiarme.
Mis amigos varones, que siempre fueron de verdad y a quienes quiero a mi manera.
Un gran amigo y partner, quien confía en mí todo su patrimonio y una parte de su vida.
Dos ahijados hermosos a quienes adoro.
Alumnos que tienen 10 años menos que yo solamente, pero que me admiran y para quienes soy un ejemplo.
No gano mucho dinero, vivo con mis padres y ya estoy en serios planes de independencia, para poder empezar (por fin) con mi vida personal... aquella que alguna vez pudo empezar, pero que nunca partió. Aquella que está muy clara desde que tengo uso de razón, por más que muchos puedan dudar de ella... pero que existe.


miércoles, diciembre 12, 2007

La vida es más compleja de lo que parece.

Es esa tarde que pasé contigo la que hace que todo parezca lo que no es.
Es esa ridícula complicidad que existe y que a la vez, permite que las cosas no sean.
Simplemente es eso... que estoy aburrida de ser así...
La barrera interpuesta entre la realidad y yo es mucho más alta de lo que jamás pensé que debía sortear. La realidad es una, aquella que existe y que intento esquivar por lo mismo: porque existe.
Me acuerdo de aquella vez que por primera vez rompí el hielo y me acerqué.
Nunca más me he vuelto a acercar. Mi respeto es mucho mayor de lo que realmente son capaces de hacer mis sistemas involuntarios.
Y de fondo se escucha un tema que no me deja pensar:

Cuando quize darme cuenta ya era tarde
tu te habias ido para no volver
te llevaste casi todo el equipaje
y dejaste tus caricias en mi piel
Cuando quize darme cuenta ya era tarde
y aprendí un poquito más sobre el amor
descubii que habia vuelto a equivocarme
ahora trato de encontrar la dirección

Pero cada noche duele la distancia
y todas las paredes de esta casa parecen llorar
Y me pueden ver a mi llorando dentro
hechandote de menos en silencio no te puedo olvidar!

Sigo buscando una sonrisa
que vuelva a darme la vida
una parada ante esta prisa que me domina
Quiero una voz que me diga algo
que nunca haya escuchado
algo que me haga sentir mejor


Y por mi mente se pasea este recado ridículo: "Creo que te estás enamorando..."
Las letras pasan tan rápido que se pierden abruptamente en una esquina de mi cráneo. Chocaron violentamente con la única verdad demasiado cierta:
Ese hombre ni siquiera te ha mirado con otros ojos.


(Transcrito de un manuscrito, creado una tarde de lunes, mientras esperaba...)

sábado, diciembre 08, 2007

Del Mar a la Cordillera.


La relación que he estrechado con la ciudad de San Felipe se describe más o menos así (según el maestro Lucho Gatica):

No te digo adiós, te digo hasta siempre No hay adiós entre las almas Que se quieren de verdad No podría nunca olvidar tu mirada Paisaje de cielo Ni tu dulce acento, tus suaves caricias Tu tierno besar, por eso... No te digo adiós, te digo hasta siempre No hay adiós entre las almas Que se quieren de verdad

Debo reconocer que al principio, viajar para mí era una soberana lata. Pero con el pasar de los viajes, del ir conociendo gente, de formar ese lazo extraño de amor-odio con los alumnos, terminas diciendo: "Qué entretenido viajar a San Felipe...".
Aunque tu viaje dure casi 2 horas, y el calor a veces termine atontándote, el llegar allá es como llegar a otro planeta, tan distinto al de una ciudad con aires de jet set, y es porque cualquier cosa fuera de la rutina es novedad. El campo siempre ha sido mi debilidad... y perderme 120 kilómetros hacia la cordillera una vez por semana no es mala idea...
Por eso, cada vez que me voy, retumban en mi mente estas frases del maestro Lucho Gatica:
No es un adiós, es un "hasta siempre"...


"Hasta siempre", Lucho Gatica.