miércoles, marzo 29, 2006

That's the way it is.

Hoy es otro de esos días en que me despierto con ganas de hablar de mi trabajo. Es extrañamente raro, ya que paso bastantes horas al día en ello, y pese a mis estudios de magister - en ingeniería bioquímica -, a veces me pasa que encuentro demasiado entretenido lo que hago.
Es esa nostalgia de no haber hecho nunca nada antes de esto, o es que está demasiado cerca de lo que siempre quise hacer, que me hace sentir completa. Sí, pese a que la paga no es espectacular y a veces suceden las dificultades típicas, disfruto haciéndolo.
La vida entre estas 4 paredes no es nada fácil - no lo digo por mí, lo digo por los pacientes -, teniendo en cuenta que tener una enfermedad incurable es un karma social. Pero acá la gente se siente desahogada, pues sabe que nadie más en el mundo puede comprender la dimensión de la enfermedad. Y es porque sólo nosotros, los científicos, comprendemos el real sentido de cómo se desarrolla una enfermedad de ese tipo.
Historias hay muchas, vidas también. Es por eso que escribo aquí, pues existen momentos en que la realidad supera a la ficción, y nuestra limitada mente humana no alcanza a entender.
Esto sería, entonces, la bienvenida a mi mundo... el mundo de un virus mortal.

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