Así como en el tema de Sheena Easton, "Almost over you" (Todo me recuerda a ti se llamaba el título en español), es como de repente me amaneció el día. Atrás quedaron las noches en que me dormía inquieta pensando si alguien te puede olvidar así de rápido, después de darte cuenta que le importas a los demás. Que le importo a la persona que quiero importarle. Que aún me recuerda.
Es increíble la coquetería femenina cuando te interesa un hombre y quieres llamarle su atención. Cuando lo logras. Cuando logras tu objetivo... él entiende el mensaje. Como lo decía hoy la profe Malena (canta el tango como ninguna...), que el orador debe mantener la atención del público para que le llegue el mensaje. Y eso va en la forma en que se expresa, el tono de voz, las gesticulaciones... Cuando se logra eso, el público es tuyo, y te recuerda en el tiempo. La coquetería con la persona que te interesa es lo mismo. Es tratar de vender una pomada de cómo eres, para interesarle a una persona en particular.
¿A qué viene todo esto? A raíz de una conversación que tuve con la persona que me interesa, el hombre de mi vida, tal vez... Ese coqueteo telefónico directamente indirecto, que sí, que no (que nunca te decides!), un juego eterno sin un fin concreto. Yo fui clara y directa: quiero todo o nada, no me gustan las cosas a medias en el amor, o mejor dicho, en los sentimientos. Yo no jugaré con quien quiero, no es mi estilo, y si bien hay algunas cosas con las cuales uno puede dejarlo a imaginación propia, no le entrego el corazón así porque sí. El lo sabe bien, que si me quiere de regreso, tiene que saber qué quiere realmente conmigo, o si todo este tiempo ha imaginado una relación. Esta nunca fue una relación perfecta, pero fue intensa. Tan intensa para los dos que nos fue difícil separarnos, dejar de hacer cosas, dejar de tratarnos coloquialmente. Y quedó descubierto durante nuestra conversación de ayer, que si alguno de los dos doblega ante el otro, podemos equivocarnos... lo peor es que a veces doblegar está fuera de nuestra razón...
Un juego donde debemos ganar los dos. Yo no he conocido juego donde haya más de un ganador, excepto los de azar. Pero en los sentimientos no, porque con ellos no se juega...
De fondo: "When it's love", Van Halen.
Es increíble la coquetería femenina cuando te interesa un hombre y quieres llamarle su atención. Cuando lo logras. Cuando logras tu objetivo... él entiende el mensaje. Como lo decía hoy la profe Malena (canta el tango como ninguna...), que el orador debe mantener la atención del público para que le llegue el mensaje. Y eso va en la forma en que se expresa, el tono de voz, las gesticulaciones... Cuando se logra eso, el público es tuyo, y te recuerda en el tiempo. La coquetería con la persona que te interesa es lo mismo. Es tratar de vender una pomada de cómo eres, para interesarle a una persona en particular.
¿A qué viene todo esto? A raíz de una conversación que tuve con la persona que me interesa, el hombre de mi vida, tal vez... Ese coqueteo telefónico directamente indirecto, que sí, que no (que nunca te decides!), un juego eterno sin un fin concreto. Yo fui clara y directa: quiero todo o nada, no me gustan las cosas a medias en el amor, o mejor dicho, en los sentimientos. Yo no jugaré con quien quiero, no es mi estilo, y si bien hay algunas cosas con las cuales uno puede dejarlo a imaginación propia, no le entrego el corazón así porque sí. El lo sabe bien, que si me quiere de regreso, tiene que saber qué quiere realmente conmigo, o si todo este tiempo ha imaginado una relación. Esta nunca fue una relación perfecta, pero fue intensa. Tan intensa para los dos que nos fue difícil separarnos, dejar de hacer cosas, dejar de tratarnos coloquialmente. Y quedó descubierto durante nuestra conversación de ayer, que si alguno de los dos doblega ante el otro, podemos equivocarnos... lo peor es que a veces doblegar está fuera de nuestra razón...
Un juego donde debemos ganar los dos. Yo no he conocido juego donde haya más de un ganador, excepto los de azar. Pero en los sentimientos no, porque con ellos no se juega...
De fondo: "When it's love", Van Halen.
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